En una oscura cueva, las tres brujas de Macbeth se reunieron alrededor de un caldero burbujeante. Con manos arrugadas, añadían ingredientes extraños mientras murmuraban encantamientos. Al mirar en su cristal mágico, la imagen comenzó a brillar, revelando una escena inesperada: un cohete espacial surcando las estrellas. Dentro, los astronautas parecían inquietos, con el rostro pálido y los ojos desorbitados.
“¡Pesadillas y enfermedades!” exclamó una de las brujas, observando cómo los hombres en la nave discutían con fervor. “Temen a los marcianos, creen que estos les advierten que no deben llegar a Marte”. Mientras el pánico crecía, susurros sobre la Tierra resonaban en el aire: un lugar donde los libros estaban prohibidos, donde las palabras de grandes autores habían sido borradas de la historia. “¿Qué locura es esta?”, se preguntó otra bruja, con una sonrisa traviesa.
Los astronautas, con corazones pesados, sabían que llevaban consigo las últimas ediciones de esos libros prohibidos. Su misión era clara: al llegar a Marte, debían quemar esos volúmenes para que nunca más se recordara a sus autores. “Si lo hacen, la cultura de la Tierra se apagará”, murmuró una de las brujas, sintiendo un escalofrío de emoción ante el destino de esos hombres.
Pero en el fondo de sus corazones, los astronautas sentían una chispa de duda. ¿Era realmente el camino correcto? ¿Debían seguir adelante con el plan de borrar la memoria de la humanidad? Mientras la nave se acercaba a Marte, un eco de esperanza comenzó a resonar en sus corazones, y quizás, solo quizás, había una forma de cambiar el rumbo de su misión. Las brujas, intrigadas, decidieron que seguirían vigilando, sabiendo que el futuro de la Tierra y sus sueños aún podía cambiar.
En un lugar donde las palabras y los libros estaban prohibidos, los astronautas llevaban la responsabilidad de borrar la memoria de la humanidad. Sin embargo, en su corazón había una chispa de duda. ¿Era correcto destruir lo que había formado a su gente?
La historia de las brujas nos enseña que el conocimiento es un tesoro invaluable. Aunque a veces el miedo nos impulse a ocultar la verdad, siempre debemos cuestionar nuestras decisiones. Las palabras de grandes autores, llenas de sabiduría y creatividad, son luces que iluminan nuestro camino.
Si alguna vez te encuentras en una encrucijada, recuerda que el conocimiento, la diversidad de ideas y la cultura son lo que nos hace humanos. No permitas que el miedo te lleve a tomar decisiones que oscurezcan la historia. En lugar de suprimir, elige aprender y compartir.
La esperanza puede nacer incluso en los momentos más oscuros, y siempre hay una oportunidad para cambiar el rumbo. Así como los astronautas se dieron cuenta de que podían reconsiderar su misión, tú también puedes encontrar el valor para defender lo que es correcto. Nunca subestimes el poder de las palabras; son la clave para un futuro brillante.