Noche de Cuaresma en Maicara

En 1992, mi hermana Glenys y yo disfrutábamos de unas vacaciones en Maicara, un pequeño pueblo en Venezuela. La señora Mercedes, esposa de nuestro tío Salvador, nos advirtió: «No salgan esta noche que es Cuaresma». Ignoramos su consejo y fuimos al fundo de los padres de Luis, lleno de árboles frutales y una piscina. Mientras caminábamos, la oscuridad se apoderaba de los sonidos del pueblo.

Nicky y su hermanito Niño nos esperaban con otros amigos. Mientras jugábamos, los animales de la granja empezaron a inquietarse. Los caballos huyeron, los cerdos chillaban y las gallinas alborotadas. De repente, escuchamos un lamento aterrador que se acercaba cada vez más. Era la Llorona, una leyenda común en esos pueblos solitarios.

Asustados, corrimos de regreso a la casa, donde nos esperaban Humberto y sus amigos. Todos se quedaron en silencio al escuchar el llanto fantasmal. La noche de Cuaresma en Maicara se convirtió en una experiencia inolvidable, aprendimos la importancia de respetar las advertencias y tradiciones de los lugareños. La Llorona nos recordó que en la oscuridad de la noche, los misterios y las leyendas pueden cobrar vida.

Moraleja:

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