**Sombras en el Hogar: El Misterio de la Madrastra**
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una familia que parecía feliz. La madre, Elena, siempre sonreía y llenaba el hogar de risas. Sin embargo, un día, Elena se enfermó y, tras un tiempo, se fue al cielo dejando a sus dos hijos, Lucas y Sofía, con su padre, don Roberto. La tristeza invadió la casa, pero don Roberto, con gran esfuerzo, trató de mantener la alegría.
Un año después, don Roberto conoció a una mujer llamada Clara. Ella era amable y dulce, y a los niños les agradó. Con el tiempo, se casaron y Clara se convirtió en su madrastra. Al principio, todo parecía perfecto. Sin embargo, a medida que pasaban los días, Lucas y Sofía comenzaron a notar cosas extrañas.
Una noche, mientras se preparaban para dormir, escucharon susurros en el pasillo. Sofía, temerosa, le dijo a Lucas: “¿Escuchaste eso?”. Lucas asintió, con los ojos muy abiertos. Decidieron investigar. Caminaron suavemente hacia el origen de los murmullos y, al llegar a la sala, encontraron a Clara mirando por la ventana, con una expresión que no habían visto antes. Era como si estuviera hablando con alguien, aunque no había nadie más allí.
“¿Qué haces, mamá?”, preguntó Lucas, y Clara se giró, sonriendo de una manera que les pareció extraña. “Solo mirando las estrellas”, respondió, aunque su voz sonaba diferente.
Esa noche, los sueños de los niños se llenaron de sombras y ecos. Se despertaron asustados, sintiendo que algo no estaba bien. Con el paso de los días, las sombras en la casa parecían crecer. A menudo, veían figuras oscuras moverse por los pasillos y escuchaban ruidos inexplicables en la noche.
Una tarde, mientras exploraban el ático, Lucas encontró un viejo diario de su madre. A medida que lo leía, su corazón se aceleró. En las páginas, Elena hablaba de una antigua leyenda sobre una sombra que se apoderaba de los corazones de aquellos que tenían malas intenciones. Los niños comenzaron a sospechar que Clara no era quien decía ser.
Decidieron hablar con su padre, pero él siempre defendía a Clara. “Es solo una fase, los niños. Clara los quiere mucho”, decía. Sin embargo, Lucas y Sofía sabían que algo oscuro acechaba en su hogar.
Una noche, decidieron enfrentarse a Clara. La encontraron en la sala, rodeada de velas. “¿Qué estás haciendo?”, preguntó Sofía, aterrorizada. Clara sonrió, pero esta vez su risa resonó como un eco. “No os preocupéis, solo estoy protegiendo nuestro hogar”.
En ese instante, las luces parpadearon y las sombras comenzaron a danzar. Los niños sintieron un frío intenso. Clara, con su mirada vacía, se acercó lentamente a ellos. “¿Por qué no quieren ser parte de la familia?”, preguntó con una voz que no sonaba como la suya.
Lucas, con valor, respondió: “¡No eres nuestra madre!”. En ese momento, las velas se apagaron y una sombra oscura emergió detrás de Clara. Los niños, aterrados, corrieron hacia la puerta.
Al salir, decidieron acudir a la anciana del pueblo, que siempre conocía historias antiguas. “La sombra que habéis visto es un espíritu que se alimenta del miedo”, explicó. “Debéis enfrentarla y demostrar que el amor es más fuerte”.
Regresaron a casa y, con el corazón latiendo rápido, enfrentaron a Clara. “No tienes poder sobre nosotros”, gritaron juntos. La sombra comenzó a temblar, y Clara, con su verdadera voz, les suplicó que no se fueran.
Con un último grito de fuerza, Lucas y Sofía unieron sus manos. “¡El amor es más fuerte que el miedo!”, exclamaron. En ese instante, la sombra se desvaneció y Clara, al borde de las lágrimas, volvió a ser la mujer dulce que habían conocido.
Desde ese día, el hogar volvió a ser un lugar de amor y risas. Clara, liberada de la sombra que la había poseído, se convirtió en una madre ejemplar. Lucas y Sofía aprendieron que, aunque a veces el miedo puede asustarnos, el amor siempre triunfa. Y así, juntos, vivieron felices en su hogar, donde las sombras ya no tenían lugar.
**Moraleja de «Sombras en el Hogar: El Misterio de la Madrastra»**
A veces, el miedo puede hacernos ver cosas que no son. Lucas y Sofía aprendieron que, aunque la tristeza y el temor pueden llenar nuestros corazones, el amor es una luz que siempre brilla en la oscuridad. Cuando enfrentaron sus miedos y se unieron, descubrieron que el amor verdadero puede vencer cualquier sombra. Es importante hablar y compartir nuestros sentimientos con quienes amamos, porque juntos somos más fuertes. Recuerda, siempre hay esperanza en los momentos oscuros y, al final, el amor siempre triunfa. No te dejes llevar por las apariencias; lo que parece ser puede no serlo. Confía en tu corazón y enfrenta tus temores, porque el amor es la mayor fuerza que existe.