Los zapatos encantados

Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Lucía que encontró un par de zapatos encantados en el desván de su abuela. Al ponérselos, los zapatos cobraron vida y comenzaron a bailar al ritmo de una melodía mágica. Lucía, sorprendida, los siguió por toda la casa hasta llegar al jardín.

Los zapatos la llevaron a un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y los animales hablaban. Lucía se sintió emocionada y feliz de vivir esa aventura tan maravillosa. Los zapatos la guiaron a través de arroyos de agua cristalina y prados llenos de flores de colores brillantes.

Después de un día lleno de diversión y magia, los zapatos regresaron a su forma inerte. Lucía los guardó con cariño, agradecida por la experiencia vivida. A partir de ese día, cada vez que necesitaba un poco de alegría, Lucía sabía que solo tenía que ponerse los zapatos encantados y dejar que la magia la llevara a lugares inimaginables. Y así, la niña y sus zapatos mágicos vivieron muchas aventuras más, siempre unidos por un lazo de amistad y complicidad.

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