Había una vez, en el lejano Reino de Istoria, una pequeña estrellita llamada Brillina. Cada noche, cuando el sol se despedía, Brillina se asomaba por la ventana de su nube a observar a los niños que soñaban. Ella deseaba ser parte de esos sueños y vivir aventuras emocionantes. Así que, una noche, decidió hacer un viaje mágico hacia el mundo de los sueños.
Al llegar, Brillina se encontró en un bosque encantado lleno de árboles que hablaban y flores que cantaban. Allí conoció a un conejo llamado Saltarín, que le contó que en el corazón del bosque había un lago de cristal donde se cumplían los deseos. Juntos, decidieron emprender una aventura para encontrar ese lago y pedir un deseo que los llevara a vivir una gran jornada.
Después de cruzar puentes de arcoíris y jugar con mariposas de colores, Brillina y Saltarín llegaron al lago. Al mirar sus aguas brillantes, Brillina cerró los ojos y pidió poder compartir sus aventuras con los niños que soñaban. En un instante, un suave resplandor iluminó el lago, y de él surgió un hermoso barco de estrellas. Saltarín y Brillina subieron a bordo y comenzaron a navegar por un cielo lleno de cuentos y risas.
Desde esa noche, cada vez que un niño se dormía, Brillina y Saltarín surcaban el cielo, llevando sueños de aventuras a todos los rincones del mundo. Así, el Reino de Istoria se llenó de risas y magia, y Brillina se convirtió en la guardiana de los sueños, llevando alegría a los corazones de los pequeños. ¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!
La historia de Brillina nos enseña que los sueños son el reflejo de nuestros deseos más profundos y que, al compartirlos con los demás, podemos crear momentos mágicos y llenos de alegría. A veces, puede parecer que nuestros anhelos son inalcanzables, pero cuando tenemos fe y nos atrevemos a explorar, podemos encontrar caminos inesperados que nos llevan a cumplirlos.
Brillina, al embarcarse en su aventura y compartirla con Saltarín, no solo encontró el lago de cristal, sino también la verdadera esencia de la amistad y la magia de los sueños compartidos. Esto nos recuerda que, cuando unimos fuerzas con otros, nuestras experiencias se vuelven más ricas y emocionantes.
Así que, querido niño, nunca dejes de soñar y de buscar la manera de hacer tus deseos realidad. Recuerda que cada uno de nosotros tiene una estrellita dentro que puede brillar y llevar alegría a quienes nos rodean. La magia existe en la unión de nuestros sueños y en la valentía de perseguirlos. ¡Nunca dejes de soñar y compartir tus aventuras!