Daylin y Maylin estaban jugando en su habitación cuando de repente escucharon un ruido extraño. Al acercarse a la cocina, descubrieron que una cucaracha gigante se paseaba por la encimera. Las niñas se miraron asustadas, sin saber qué hacer.
Sin perder la calma, Daylin recordó lo que su mamá les había enseñado sobre cómo actuar frente a estos insectos. Con valentía, tomó un vaso y una servilleta, y con cuidado logró atrapar a la cucaracha. Maylin, impresionada por la valentía de su hermana, la ayudó a llevarla afuera y liberarla en el jardín.
Después de deshacerse del intruso, las hermanas se abrazaron aliviadas y se prometieron mantener la casa siempre limpia para evitar más visitas inesperadas. Desde ese día, Daylin y Maylin aprendieron a trabajar en equipo y a enfrentar juntas cualquier desafío que se les presentara en su hogar.