Había una vez una niña llamada Martina que siempre llevaba una sonrisa en el rostro y un brillo especial en sus ojos. Sin embargo, en la escuela, un grupo de niñas malintencionadas la molestaban constantemente. Le decían cosas hirientes y se burlaban de ella por ser diferente. Martina se sentía triste y sola, pero nunca perdió su valentía.
Un día, Martina decidió enfrentarse a las bullyngs y les habló con sinceridad. Les contó cómo se sentía cada vez que la acosaban y les pidió que se pusieran en su lugar. Las bullyngs, sorprendidas por la valentía de Martina, reflexionaron sobre sus acciones y se dieron cuenta del daño que estaban causando. Se disculparon sinceramente y prometieron cambiar su actitud.
Desde ese día, las bullyngs se convirtieron en amigas de Martina y juntas trabajaron para fomentar la inclusión y el respeto en la escuela. Aprendieron que la diversidad es algo hermoso y que cada persona es única y especial a su manera. Martina, con su valentía y bondad, logró transformar el odio en amor y enseñarles una gran lección a todas.