- Autor: Nacho
- Idea inicial: Una calabaza de un huerto de Bollullos de Almadraque, Badajoz, se da cuenta de que sería más feliz siendo una calabaza de Halloween. A su vez, una bruja de Harlem vuela hasta Bollullos para una despedida de soltera. Crea una historia de miedo con esta calabaza y la bruja de Harlem.
Había una vez una calabaza llamada Carlota, que vivía feliz en un hermoso huerto en Bollullos de Almadraque, un pequeño pueblo de Badajoz. Carlota disfrutaba de los cálidos rayos del sol y del agua fresca que recibía del río cercano.
Un día, mientras Carlota observaba a los niños del pueblo tallar calabazas para Halloween, se dio cuenta de que a todas les daban forma de terroríficas caras. Esto hizo que Carlota sintiera una extraña inquietud. ¿Sería más feliz si fuera una calabaza de Halloween?
La idea se apoderó de su mente y comenzó a soñar con asustar a los niños en la noche de Halloween. Soñaba con tener una sonrisa aterradora, ojos brillantes y ser la calabaza más espeluznante del pueblo. Estaba decidida a convertirse en una calabaza de Halloween.
Mientras tanto, en Harlem, una bruja llamada Esmeralda estaba emocionada por su próxima despedida de soltera. Sus amigas brujas habían planeado un viaje sorpresa a Bollullos de Almadraque, un lugar famoso por sus huertos de calabazas.
Las brujas volaban en sus escobas por el cielo, riendo y cantando alegremente. No tardaron mucho en llegar a Bollullos y encontrar el huerto de calabazas. Allí, Esmeralda sintió una extraña conexión con una calabaza en particular. Era Carlota, la calabaza que soñaba con convertirse en una calabaza de Halloween.
Esmeralda, con su magia, hizo que Carlota cobrara vida. Carlota estaba emocionada, finalmente tendría la oportunidad de ser una calabaza de Halloween. Juntas, se embarcaron en una aventura por el pueblo, asustando a los niños con su apariencia espeluznante.
La noticia de la calabaza y la bruja voladora se extendió rápidamente por el pueblo. Los niños corrían asustados y los adultos se escondían en sus casas. Carlota estaba emocionada, se sentía poderosa y temida.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Carlota comenzó a darse cuenta de que el miedo no era la emoción que esperaba. Los niños lloraban y se escondían de ella, en lugar de disfrutar de la diversión de Halloween. Se sintió triste y arrepentida por su elección.
Por otro lado, Esmeralda también comenzó a darse cuenta de que su diversión estaba causando más miedo y tristeza que alegría. Las brujas decidieron deshacer el hechizo y devolver a Carlota a su forma original.
Carlota volvió a ser una calabaza inanimada, pero esta vez estaba contenta con ser simplemente una calabaza del huerto de Bollullos. Se dio cuenta de que la verdadera felicidad no venía de asustar a los demás, sino de ser una parte feliz y pacífica de su comunidad.
Esmeralda y las brujas se disculparon con los habitantes del pueblo y prometieron no volver a asustar a nadie. A cambio, los habitantes les dieron una calurosa bienvenida y celebraron una fiesta para agradecerles su honestidad.
Desde ese día, Carlota se convirtió en la calabaza más querida del huerto. Los niños la abrazaban y los adultos la admiraban por su belleza y bondad. Carlota había aprendido que la verdadera felicidad no se encuentra en cambiar quién eres, sino en aceptarte y amarte a ti mismo.
Y así, Carlota vivió felizmente en el huerto de Bollullos de Almadraque, sin la necesidad de ser una calabaza de Halloween para sentirse especial. A veces, las cosas más sencillas son las que nos hacen más felices.
Ser bondadoso trae la real felicidad. Muy lindo tu cuento Nació. Sigue así.