**El Viaje de Rolando: Aventuras en el Reino de los Sueños**
Érase una vez un niño llamado Rolando, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. Rolando era un niño curioso y soñador, siempre imaginando nuevas aventuras. Cada noche, antes de dormir, miraba por la ventana y se preguntaba qué habría más allá de las estrellas.
Una noche, mientras se acomodaba en su cama, Rolando sintió un suave susurro que lo llamaba. Con un parpadeo, se encontró en un lugar mágico, el Reino de los Sueños. Allí, las nubes eran de algodón de azúcar y los árboles estaban hechos de caramelos.
Al principio, Rolando se sintió un poco asustado, pero pronto una pequeña hada llamada Lila apareció ante él. Tenía alas brillantes y una sonrisa amable. «Bienvenido al Reino de los Sueños, Rolando», dijo Lila. «He estado esperando por ti. ¡Hoy es un día especial! Necesitamos tu ayuda».
Intrigado, Rolando preguntó qué podía hacer. Lila le explicó que el Reino de los Sueños estaba en peligro. Un malvado monstruo llamado Sombrón había robado los colores de los sueños de los niños. Sin ellos, el reino se volvería gris y triste. «Si no recuperamos los colores, nunca más podremos soñar», dijo Lila con preocupación.
Sin pensarlo dos veces, Rolando aceptó la misión. Juntos, volaron sobre campos de flores brillantes y ríos de chocolate. En su camino, se encontraron con un grupo de animales que también querían ayudar. Había un conejo llamado Rocco, un oso llamado Bruno y una tortuga sabia llamada Tula.
El primer desafío que enfrentaron fue cruzar el Bosque de los Susurros, donde los árboles hablaban en acertijos. Rolando, con su astucia, logró resolver los acertijos y guiar a sus amigos a través del bosque.
Después, llegaron a la Montaña de los Ecos, donde Sombrón se escondía. Al acercarse, Rolando vio al monstruo, que era grande y peludo, pero sus ojos estaban llenos de tristeza. Rolando, en lugar de asustarse, decidió hablar con él.
«¿Por qué has robado los colores de los sueños?», preguntó Rolando. Sombrón, sorprendido por la valentía del niño, respondió: «Porque nadie me quiere. Quiero que todos se sientan tan tristes como yo».
Rolando comprendió que Sombrón solo quería compañía. Con su corazón lleno de empatía, le ofreció ser su amigo. «No necesitas hacer esto para que te quieran. Ven con nosotros y descubre la alegría de compartir».
El monstruo, conmovido por las palabras de Rolando, decidió devolver los colores. Juntos, viajaron de regreso al Reino de los Sueños, donde todos los habitantes celebraron la valentía y bondad de Rolando.
Desde ese día, Sombrón se convirtió en el guardián del reino, asegurándose de que nunca más faltaran los colores de los sueños. Rolando regresó a su hogar, pero siempre llevaba en su corazón la magia de esa noche especial.
Y así, Rolando aprendió que la verdadera aventura no siempre es luchar contra monstruos, sino entenderlos y ofrecerles amistad. Cada vez que miraba al cielo estrellado, sabía que en el Reino de los Sueños, sus nuevos amigos siempre estarían esperando por él.
Fin.
**Moraleja:**
En la historia de Rolando, aprendemos que la verdadera valentía no reside en vencer a los monstruos, sino en buscar la comprensión y la empatía. Cuando Rolando se encontró con Sombrón, en lugar de asustarse y luchar, decidió escuchar y ofrecer amistad. Esta elección no solo transformó al monstruo, sino que también devolvió la alegría al Reino de los Sueños.
A veces, las personas que parecen más temibles o solitarias solo buscan amor y compañía. Al abrir nuestros corazones y ofrecer una mano amiga, podemos cambiar el mundo que nos rodea. La amistad y la comprensión son herramientas poderosas que pueden deshacer el dolor y la tristeza.
Recuerda, siempre que te enfrentes a un desafío, pregúntate: ¿Cómo puedo entender y ayudar a los demás en lugar de pelear? Así, como Rolando, podrás encontrar soluciones mágicas a los problemas y hacer del mundo un lugar más colorido y lleno de sueños. ¡Nunca subestimes el poder de la empatía!