Había una vez en el Bosque Encantado, un duende llamado Tito que siempre se burlaba de los demás por ser diferentes a él. Un día, la hada Luna, cansada de su comportamiento, decidió darle una lección. Le pidió que recogiera flores de distintos colores y formas para hacer una poción mágica. Tito, algo confundido, obedeció.
Al mezclar las flores en la poción, Tito vio cómo cada una aportaba algo especial, creando una combinación hermosa y única. Luna le explicó que así como las flores, cada ser en el bosque tenía algo valioso que aportar, y que la diversidad era lo que hacía al bosque tan especial. Tito, conmovido, pidió disculpas a todos aquellos a quienes había ofendido y prometió ser más tolerante y respetuoso.
Desde ese día, Tito se convirtió en un duende ejemplar, siempre dispuesto a escuchar y comprender a los demás. Descubrió que la verdadera magia radicaba en la aceptación y el respeto hacia la diversidad. El Bosque Encantado se volvió un lugar aún más maravilloso, donde todos convivían en armonía y felicidad, celebrando la belleza de la diferencia.