El susurro de un corazón solitario

En un bosque encantado vivía un hada llamada Aurora, cuyo corazón susurraba un amor no correspondido por el elfo de los robles, Elio. Cada noche, al son de la luna llena, Aurora se acercaba a la orilla del lago para escuchar el susurro de su corazón solitario, anhelando que Elio correspondiera sus sentimientos.

Sin embargo, el elfo de los robles solo tenía ojos para la hada de los jardines, Luna, quien rechazaba sus atenciones. Aurora observaba desde la distancia, sintiendo cómo su corazón se entristecía con cada gesto de amor no correspondido. Aun así, no podía evitar seguir suspirando por Elio, con la esperanza de que algún día él pudiera verla como ella lo veía a él.

Una noche, mientras el bosque se llenaba de luciérnagas y el viento soplaba suavemente, Elio se acercó tímidamente a Aurora. Le confesó que, aunque su corazón pertenecía a Luna, sus ojos solo veían la belleza y la bondad en Aurora. Los susurros de ambos corazones solitarios se unieron en un abrazo cálido, encontrando consuelo en la comprensión mutua de un amor no correspondido.

Desde ese día, Aurora y Elio paseaban juntos por el bosque, compartiendo risas y secretos, fortaleciendo el vínculo especial que habían creado. Aunque sus corazones seguían solitarios en cuanto al amor, habían encontrado en el otro un compañero fiel que les recordaba que, a veces, el amor verdadero no necesita ser correspondido para ser valioso.

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