El monstruo amante de los ventiladores y Matías

En un pequeño pueblo llamado Ventolín, vivía un monstruo muy peculiar. A diferencia de los demás monstruos que aterrorizaban a los habitantes, a él le encantaban los ventiladores. Pasaba las noches admirando su giro hipnótico y la brisa fresca que producían. Todos le temían, pero en realidad, él solo buscaba la paz y el frescor que le proporcionaban los ventiladores.

Un día, Matías, un niño curioso y valiente, decidió descubrir quién era el misterioso monstruo que habitaba en las afueras del pueblo. Armado con su linterna y su mochila llena de provisiones, se aventuró en la noche en busca del monstruo. Cuando lo encontró, se quedó sorprendido al verlo mirando extasiado un ventilador gigante. El monstruo, al notar su presencia, se asustó y trató de huir, pero Matías lo detuvo.

Matías le explicó que no tenía por qué temerle, que él no juzgaba a nadie por su apariencia. El monstruo, conmovido por las palabras del niño, le contó su historia y cómo los ventiladores eran su única fuente de consuelo en un mundo que lo rechazaba. Matías, con su corazón generoso, decidió ayudar al monstruo a integrarse en la sociedad y a demostrar que no era tan diferente a los demás.

Desde ese día, el monstruo y Matías se convirtieron en amigos inseparables. Juntos, enseñaron a los habitantes del pueblo que la verdadera grandeza no está en la apariencia, sino en el corazón. Y así, Ventolín se convirtió en un lugar donde la diversidad era aceptada y donde el sonido de los ventiladores se mezclaba con las risas de sus habitantes, recordándoles que la amistad y la comprensión siempre prevalecen sobre el miedo y el rechazo.

Moraleja:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *