Había una vez un niño llamado Lucas, cuyo héroe de la infancia era su papá. Su papá era un hombre valiente y amoroso que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Lucas admiraba la forma en que su papá solucionaba los problemas con calma y sabiduría.
Cada noche, antes de dormir, su papá le contaba historias de aventuras increíbles donde él era el protagonista. Lucas se imaginaba a su papá como un superhéroe, capaz de vencer cualquier obstáculo con su fuerza y su ingenio. Para él, su papá era el hombre más valiente y poderoso del mundo.
Cuando Lucas creció, entendió que su papá no era un superhéroe de cómic, pero seguía siendo su héroe. Aprendió de él el valor de la honestidad, la bondad y la perseverancia. Y aunque ya no necesitaba que su papá lo salvara de los monstruos bajo la cama, siempre lo llevaría en su corazón como su héroe de la infancia.