En lo alto de la montaña, los animales de la región andina se reunían una vez al año para celebrar el festín de la abundancia. El zorro, el cóndor, la llama y el oso perezoso se preparaban con entusiasmo para la gran fiesta. Cada uno llevaba consigo un plato típico de la región para compartir con los demás.
El zorro preparó una deliciosa cazuela de quinua, mientras que el cóndor trajo consigo su especialidad: trucha a la parrilla. La llama sorprendió a todos con su exquisita ensalada de papas y el oso perezoso contribuyó con un postre de miel de abeja. La diversidad de sabores y colores inundaba la mesa, creando un festín digno de recordar.
Mientras los animales disfrutaban de la comida, admiraban la belleza de la flora y fauna que los rodeaba. Los picaflores revoloteaban entre las flores, las vicuñas pastaban apaciblemente y los cóndores sobrevolaban majestuosos el cielo. Era un verdadero espectáculo de la naturaleza que llenaba sus corazones de alegría y gratitud.
Al final de la celebración, los animales se abrazaron y se prometieron seguir cuidando y respetando su hogar en la montaña. El festín de los animales de la montaña se había convertido en un momento especial de unión, amistad y amor por la naturaleza. Y así, entre risas y cantos, se despidieron hasta el próximo año, cuando volverían a reunirse para compartir nuevos momentos de felicidad y fraternidad.