Había una vez un elefante llamado Trompitas que soñaba con formar parte del circo. Ansiaba saltar por aros de fuego y hacer piruetas, pero ninguno de sus compañeros lo apoyaba. Le decían que era demasiado grande y pesado, que no serviría para nada en el espectáculo.
A pesar de las críticas, Trompitas no se desanimaba. Practicaba en secreto durante las noches, perfeccionando sus habilidades y mejorando su destreza. Un día, cuando el circo llegó al pueblo, decidió mostrarles lo que había estado practicando.
El elefante sorprendió a todos con su agilidad y gracia. Los malabaristas lo invitaron a unirse al espectáculo, y el público quedó maravillado con sus actuaciones. Trompitas se convirtió en la estrella del circo, demostrando que con esfuerzo y determinación, los sueños pueden hacerse realidad.
Desde entonces, el elefante brillaba en cada función, demostrando que no importa lo que digan los demás, lo importante es creer en uno mismo y luchar por lo que se desea. Trompitas había encontrado su lugar en el circo, donde su grandeza y talento eran admirados por todos.