Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Luna que siempre estaba pensando en el futuro o recordando el pasado. Nunca estaba realmente en el presente, disfrutando del momento. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con una sabia anciana que le dijo: «Niña Luna, debes aprender a escuchar la voz del ahora, a expresarte en el presente».
Luna, intrigada, le preguntó a la anciana qué quería decir con eso. La anciana le explicó que la vida se vive en el presente, que es importante prestar atención a lo que está sucediendo aquí y ahora, en lugar de preocuparse por el futuro o lamentarse por el pasado. Luna no entendía del todo, pero decidió seguir el consejo de la anciana.
Así que, desde ese día, Luna se propuso estar más atenta a lo que sucedía a su alrededor. Empezó a escuchar el canto de los pájaros, a sentir el viento en su rostro, a disfrutar del olor de las flores. Se dio cuenta de que había estado perdiéndose de muchas cosas maravillosas por estar siempre pensando en otra parte.
Un día, mientras jugaba en el parque, Luna vio a un niño triste sentado en un banco. Se acercó a él y le preguntó qué le pasaba. El niño le contó que estaba preocupado por un examen que tenía la semana siguiente y que no podía dejar de pensar en ello. Luna, recordando las palabras de la anciana, le dijo al niño: «No te preocupes por el futuro, disfruta del momento presente. ¿Por qué no jugamos juntos y nos olvidamos un rato de los problemas?».
El niño asintió y juntos se divirtieron como nunca. Luna se dio cuenta de que la voz del ahora era poderosa, que podía cambiar la forma en que nos expresamos y nos relacionamos con los demás. A partir de ese día, Luna se convirtió en una defensora del presente, recordando a todos la importancia de vivir el momento.
Con el tiempo, Luna se convirtió en una niña más feliz y plena, disfrutando de cada instante como si fuera el último. Aprendió a valorar las pequeñas cosas de la vida, a expresarse en el presente con alegría y gratitud.
Y así, Luna descubrió que la voz del ahora es la voz de la vida misma, que nos invita a estar plenamente presentes en cada momento, a disfrutar de lo que tenemos aquí y ahora. Y así, Luna vivió feliz para siempre, expresándose en el presente con amor y sabiduría.
Vive el presente con alegría y gratitud, porque en él se esconden los tesoros más valiosos de la vida. No te pierdas las maravillas que te rodean por preocuparte por lo que vendrá o lamentarte por lo que pasó. La felicidad se encuentra en disfrutar de cada instante como si fuera el último, en valorar las pequeñas cosas y en compartir momentos especiales con quienes te rodean. Aprende a escuchar la voz del ahora, a expresarte en el presente con amor y sabiduría. ¡Vive el presente, sé feliz y deja que la magia de cada momento te llene de alegría!