Valeria era una niña encantada con la gimnasia, siempre soñaba con brillar y ser la número uno en cada competencia. Sus padres la apoyaban con todo su amor y la alentaban a seguir sus sueños. Valeria practicaba todos los días en su habitación, saltando, girando y haciendo piruetas con gracia y destreza.
Un día, Valeria tuvo un sueño mágico donde se encontraba en una competencia de gimnasia rodeada de luces brillantes y música alegre. La niña se sentía ligera como una pluma y sus movimientos eran perfectos, haciendo que todos los presentes la miraran admirados. En ese sueño, Valeria brillaba con luz propia, como una estrella en el cielo nocturno.
Al despertar, Valeria sintió en su corazón la emoción y la determinación de hacer realidad su sueño. Con más fuerza y entusiasmo que nunca, se dedicó a entrenar con perseverancia y alegría. Sus padres la miraban con orgullo y amor, sabiendo que su pequeña brillaba con luz propia en cada salto, pirueta y sonrisa que regalaba al mundo.