Lucía abrió los ojos con sorpresa y se encontró en una habitación que no reconocía. Se levantó de la cama y se dio cuenta de que no era su habitación, ¡ni siquiera su cama! El reloj marcaba la hora de ir a la escuela y el corazón de Lucía empezó a latir con fuerza. Salió de la habitación y se adentró en un pasillo desconocido, buscando a su familia.
Caminó por pasillos extraños, mirando puertas cerradas y ventanas que mostraban un paisaje distinto al de su casa. El miedo la invadía, pero decidió mantener la calma y buscar pistas que la llevaran de regreso a su hogar. De repente, escuchó risas y voces familiares que provenían de una habitación cercana.
Al abrir la puerta, vio a su mamá, papá y hermanos desayunando como si nada hubiera pasado. Todos se sorprendieron al ver a Lucía, quien les contó lo que le había sucedido. Resulta que habían llegado a casa de sus abuelos durante la noche y, al despertar en una habitación desconocida, Lucía había pensado que se había perdido. Todos rieron aliviados y juntos se prepararon para un nuevo día en lo desconocido, pero esta vez con la tranquilidad de estar en familia.