Había una vez una ranita llamada Brinca-Brinca, que vivía en un hermoso charco rodeado de flores y árboles. A ella le encantaba saltar y jugar con sus amigos, las ranas, y siempre se reían mientras chapoteaban en el agua. Un día, mientras saltaba con mucho entusiasmo, sin querer empujó a su amiga, la tortuguita Tina.
—¡Ay! Me dolió —exclamó Tina, con una voz triste. Brinca-Brinca se detuvo al instante, sintiéndose muy mal por lo que había hecho.
—Perdón, no quise hacerlo —dijo, con una voz suave llena de arrepentimiento. En ese momento, la sabia Maestra del Bosque se acercó, sonriendo amablemente. —Está bien decir perdón, Brinca-Brinca. También es importante preguntar: ¿Quieres jugar conmigo? —le explicó, con dulzura.
Desde ese día, Brinca-Brinca aprendió a esperar su turno y a jugar con cuidado. Cada vez que saltaba, lo hacía con alegría, pero también con atención a sus amigos. Así, todos disfrutaron de muchas aventuras en el charco, riendo y chapoteando felices, mientras la lluvia caía suavemente sobre ellos. Fin.
La historia de Brinca-Brinca nos enseña una valiosa lección sobre la importancia de la empatía y el respeto hacia los demás. A veces, en nuestro entusiasmo por jugar y divertirnos, podemos olvidar que nuestras acciones pueden afectar a quienes nos rodean. Al pedir perdón, Brinca-Brinca mostró que reconocer nuestros errores es el primer paso para solucionarlos y fortalecer las amistades.
Además, aprender a preguntar antes de actuar, como sugirió la Maestra del Bosque, nos ayuda a ser más considerados y a crear un ambiente de juego más armonioso. Al esperar nuestro turno y jugar con cuidado, no solo nos aseguramos de que todos se diviertan, sino que también fomentamos la alegría y la cooperación entre amigos.
Así que recuerda, pequeño saltador: en la aventura de la vida, siempre es bueno mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de cómo nuestras acciones afectan a los demás. Con un corazón amable y un espíritu atento, podemos disfrutar de momentos felices juntos. La amistad se construye con respeto y cuidado. ¡Saltemos hacia la diversión, pero siempre con atención y amor!