Reflejos en el Espejo: La Danza del Ego

En un pequeño pueblo, había un mágico espejo en el centro de la plaza. Este espejo no era como los demás; reflejaba no solo la apariencia, sino también el corazón de quienes se miraban en él. Cada mañana, los habitantes se acercaban curiosos, deseando ver sus reflejos.

Un día, llegó al pueblo una niña llamada Clara. Al verse en el espejo, su imagen se transformó en una hermosa princesa rodeada de joyas brillantes. Clara se sintió muy especial, pero luego notó que su reflejo también estaba rodeado de sombras que parecían burlarse de ella. Intrigada, decidió preguntarles a las sombras qué significaban.

Las sombras le explicaron que eran los egos de las personas, esos pensamientos que a veces nos hacen sentir más importantes de lo que realmente somos. «No está mal sentirse bien contigo mismo, pero no olvides que lo más importante es ser amable y ayudar a los demás», dijeron las sombras. Clara pensó en sus amigos y en cómo a veces se olvidaba de compartir sus juguetes porque quería ser la mejor en todo.

Al día siguiente, Clara regresó al espejo, esta vez con una sonrisa. Se vio a sí misma como una niña común, pero llena de luz. Comprendió que la verdadera belleza no estaba en ser una princesa, sino en ser generosa y amable. Desde aquel día, cada vez que alguien se acercaba al espejo, Clara les contaba sobre su experiencia y juntos aprendieron a mirar más allá de sus egos, celebrando la verdadera amistad y el amor que compartían. Y así, el espejo se convirtió en un símbolo de unión en el pueblo, recordando a todos que lo más valioso se encuentra en el corazón.

Moraleja:

En un pequeño pueblo, un mágico espejo reflejaba no solo la apariencia, sino también el corazón de quienes se miraban en él. Clara, una niña que llegó al pueblo, se vio como una hermosa princesa rodeada de joyas, pero pronto se dio cuenta de que también había sombras burlonas: eran los egos que a veces nos engañan, haciéndonos sentir más importantes de lo que realmente somos.

Las sombras le enseñaron que, aunque es bueno sentirse bien consigo mismo, lo más valioso es ser amable y ayudar a los demás. Clara entendió que la verdadera belleza no se encuentra en ser la mejor o tener más, sino en compartir y ser generosa.

Desde entonces, cada vez que alguien se acercaba al espejo, Clara compartía su experiencia, recordando a todos que lo importante está en el corazón. Así, el espejo se convirtió en un símbolo de unión en el pueblo, donde todos aprendieron que la amistad y el amor son más brillantes que cualquier joya.

**Moraleja:** La verdadera belleza reside en ser generoso y amable, no en las apariencias o en el ego. Lo más valioso se encuentra en el corazón y en el amor que compartimos.

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