Helen Margarita era una niña con una imaginación desbordante. Cada noche, antes de dormir, se acurrucaba bajo sus suaves sábanas de estrellas y cerraba los ojos con fuerza, lista para viajar a mundos mágicos. En su mente, los sueños se convertían en aventuras donde podía volar como un pájaro, nadar con delfines y hablar con árboles que contaban historias de antaño.
Una noche, mientras la luna brillaba en el cielo, Helen Margarita se encontró en un bosque encantado. Los árboles eran altos y sus hojas brillaban como si tuvieran luz propia. De repente, un pequeño conejo de orejas largas se acercó a ella y le dijo: “¡Hola, Helen! Soy Tico, el guardián de los sueños. ¡Ven, tengo algo especial para mostrarte!” Helen, emocionada, siguió a Tico por un sendero de flores de colores.
Llegaron a un lago de aguas cristalinas donde nadaban peces de todos los colores del arcoíris. “Este es el Lago de los Deseos”, explicó Tico. “Si lanzas una piedra al agua, tu deseo más querido se hará realidad.” Helen Margarita, pensativa, lanzó una pequeña piedra y cerró los ojos, deseando que todos los niños del mundo pudieran experimentar la alegría de un sueño como el suyo.
Al abrir los ojos, se dio cuenta de que el lago brillaba intensamente y, por un momento, sintió que su deseo estaba en camino. Con una sonrisa en el rostro, Tico le dijo: “Nunca olvides que tus sueños pueden cambiar el mundo”. Cuando despertó en su cama, Helen Margarita supo que cada noche podía volver a ese bosque encantado, y con un corazón lleno de esperanza, se quedó dormida, lista para nuevas aventuras.
La historia de Helen Margarita nos enseña una valiosa lección: los sueños tienen el poder de cambiar el mundo. A veces, creemos que nuestros deseos son pequeños y que no pueden hacer una diferencia, pero como Helen, podemos soñar en grande y desear lo mejor para todos.
Cuando ella lanzó la piedra al Lago de los Deseos, no pidió algo solo para sí misma, sino que pensó en la felicidad de todos los niños. Esto nos recuerda que la generosidad y el amor hacia los demás pueden crear magia en la vida real. Además, la imaginación es una herramienta poderosa; nos permite explorar nuevos mundos y encontrar soluciones a los problemas.
Así que, cada vez que cierres los ojos y sueñes, recuerda que esos sueños pueden ser el inicio de algo maravilloso. No tengas miedo de desear lo imposible y de pensar en cómo tus sueños pueden beneficiar a los demás. Al igual que Helen Margarita, cada uno de nosotros tiene el potencial de crear un mundo mejor, lleno de alegría y aventuras. ¡Nunca dejes de soñar y compartir tus deseos con el mundo!