El regalo de la lluvia

Había una vez un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde la lluvia era muy esperada. Los habitantes de Arcoíris sabían que el agua era un regalo invaluable que traía vida a la tierra y alegría a sus corazones. Cada vez que las nubes grises se acercaban, todos se preparaban para recibir con alegría la lluvia.

Un día, la sequía azotó con fuerza a Arcoíris, y el pueblo entero estaba triste y preocupado. Los campos estaban secos, los animales sedientos y las personas anhelaban el refrescante regalo de la lluvia. Pero, de repente, en el horizonte se formaron nubes oscuras y el sonido de los truenos anunciaba la llegada de la tan ansiada lluvia.

Cuando las primeras gotas cayeron del cielo, los habitantes de Arcoíris salieron a la calle con alegría y agradecimiento. La lluvia regaba los campos sedientos, llenaba los ríos y renovaba la esperanza en el pueblo. Todos celebraban el regalo de la lluvia, bailando bajo el agua fresca y cantando al son de los truenos.

Desde ese día, en Arcoíris aprendieron a valorar aún más el regalo de la lluvia. Cuidaban con cariño cada gota que caía del cielo, agradecidos por el agua que les daba vida y les recordaba que, ante la adversidad, siempre podían confiar en la generosidad de la naturaleza. Y así, el pueblo de Arcoíris floreció nuevamente, lleno de color y alegría gracias al regalo eterno de la lluvia.

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