En la antigua China, la valiente Mulán tomó la decisión de ir a la guerra en lugar de su padre, a pesar de que las reglas prohibían a las mujeres luchar. Con la ayuda de Mushu y el grillo, se entrenó arduamente y se convirtió en una hábil guerrera. En el campo de batalla, combatió con coraje contra los hunos, demostrando su valentía y habilidad.
Desafortunadamente, durante la batalla, Mulán resultó herida por una flecha en el pecho. Fue llevada a una tienda de campaña donde las doctoras chinas la atendieron con cuidado. Prepararon todo para una cirugía que le salvaría la vida. Mulán se mantuvo valiente, confiando en el equipo médico que la cuidaba.
Antes de la intervención, las doctoras revisaron todos los detalles y protocolos para garantizar la seguridad de Mulán. Cada miembro del equipo se presentó y confirmó su función, asegurando que todo estuviera en orden. La valentía de Mulán no solo se vio en el campo de batalla, sino también en su determinación por superar la cirugía y regresar victoriosa a su hogar.