Naiara y Paula estaban jugando en su habitación cuando escucharon un estruendo que venía de la cocina. Curiosas, decidieron acercarse sigilosamente y descubrieron que el muñeco Epi estaba haciendo travesuras. ¡Estaba lanzando platos y tazas al suelo! El muñeco travieso no tardó en romper uno de los platos favoritos de su madre, Andrea. Las niñas, asustadas, se escondieron debajo de la mesa para no ser descubiertas.
Andrea, al llegar a la cocina, se encontró con el desastre que había ocasionado Epi. Su rostro reflejaba gran disgusto al ver los platos rotos en el suelo. En ese momento, las niñas contuvieron la risa desde su escondite debajo de la mesa, pero temían ser descubiertas en cualquier momento. Andrea, molesta, regañó a Epi por su comportamiento travieso y le dio un sermón sobre la importancia de cuidar las cosas de la casa.
Las niñas, al escuchar la reprimenda que recibió Epi, sintieron un poco de culpa por no haber impedido las travesuras del muñeco. Decidieron salir de su escondite y ayudar a recoger los platos rotos. Andrea, al ver el gesto de las niñas, no pudo evitar sonreír y les recordó lo importante que era ser responsables y cuidar de sus juguetes. Desde ese día, Naiara, Paula y Epi aprendieron a divertirse de forma más responsable, evitando travesuras que pudieran causar problemas.